XVI

La técnica y las tecnologías son formas de mediación universal; desprovistas de la limitación de las palabras, libres de los conflictos de la torre de Babel de los idiomas, se erigen como lengua universal que alcanza todo el planeta. Este logos, en buena parte palabra binaria, supone la pérdida de lo inmediato, la desconexión progresiva con la realidad y una fuerza de interposición muy alejada de la neutralidad, ya que cualquier dispositivo técnico ha sido concebido, diseñado, elaborado y probado por individuos, empresas o corporaciones concretas con unos objetivos determinados. Es un artefacto abstracto con un origen muy concreto. La marca señala esta pertenencia y la propiedad del medio; la abstracción de los resultados y la huella indeleble de lo real en los inicios. El saber y el poder nunca son neutrales, edifican de forma progresiva una representaciòn del entorno y la vida. Aceptar una mediación, la intermediación, todo tipo de mediadores, es una concesión, una manera de obedecer, de obediencia a la imagen del pensamiento que otros tienen del mundo, es caer bajo el poder de un orden ajeno. Utilizar es servir, una muestra de servidumbre. La mediación siempre ocupa el centro, la zona central, por dispersa que parezca, busca centralizar el tiempo y el espacio, los campos de experiencia inmediatos; la única escapatoria es huir del centro, merodear por lo alrededores, situarse en las (in)mediaciones, en la periferia, para ver con nuestros propios ojos. Ser inmediato es ser real. Es no servir para nada.